El amor tiene un millón de vueltas, a
veces nos sorprende y nos da felicidad y a
veces se transforma en lo peor que hay.
Pensando todo esto crecí un poquito
más, aprendí a sonreir y a ver
la realidad tal cual como es, pero por sobre
todo pude darme cuenta de que no sirve el
orgullo cuando existe la amistad, que
no sirve llorar cuando un amor se va que
no vale la pena aprender a callar y que no
existen fronteras cuando nos sentimos vivos,
solo nos queda seguir adelante y darle más
valor a nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario